El microtráfico sigue ganando terreno en Cundinamarca y esta vez el golpe lo dio la Policía en Sibaté, donde fue desmantelada una banda que operaba cerca de instituciones educativas, poniendo en riesgo directo a cientos de jóvenes.
La operación, desarrollada entre el 20 y 21 de agosto por la SIJÍN en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, permitió la captura de cinco integrantes de la estructura conocida como “Los Nativos”, responsables de distribuir bazuco, marihuana y cocaína en sectores como La Inmaculada y Balcones de San José. Según las autoridades, la organización generaba utilidades ilícitas que alcanzaban los 20 millones de pesos mensuales.
Durante los allanamientos se incautaron dosis listas para la venta, celulares, dinero en efectivo y una gramera digital. Además, se estableció que la cadena criminal se extendía hasta Bogotá, desde donde obtenían la droga para abastecer los puntos de expendio en Sibaté.
Pero el caso no es aislado. En las últimas semanas, la Policía ha desplegado operativos similares en municipios como Soacha, Fusagasugá, Mosquera y Madrid, donde también fueron capturados miembros de redes dedicadas al tráfico de estupefacientes, varios de ellos operando en entornos escolares. En Soacha, por ejemplo, siete personas fueron detenidas en el sector Compartir con más de 5.000 dosis incautadas, mientras que en Fusagasugá se desarticuló un grupo que utilizaba viviendas cercanas a colegios para almacenar la droga.
La situación preocupa aún más por el uso de parques, canchas deportivas y zonas aledañas a centros educativos como puntos de venta, lo que incrementa la exposición de los adolescentes al consumo y al reclutamiento por parte de las bandas. Las autoridades insisten en que la colaboración ciudadana ha sido clave para estas operaciones, gracias a denuncias oportunas que facilitaron la identificación de patrones sospechosos.
El fenómeno del microtráfico en la región evidencia una red cada vez más organizada, con roles definidos, rutas planeadas y estrategias de camuflaje para evadir controles. Los expertos en seguridad advierten que, mientras no se ataque la cadena de suministro desde las grandes ciudades hacia los municipios, la problemática seguirá replicándose.
La intervención en Sibaté es un golpe importante, pero también una alerta, la amenaza se mantiene y exige mayor articulación entre autoridades, colegios, padres de familia y comunidades para proteger a los jóvenes y evitar que los entornos escolares se conviertan en escenarios de captación y consumo.

